Hospital Norpatagónico

El edificio se desarrolla paralelo a la avenida, a la que consolida con su largo fachada de 250 metros. Se retira convenientemente hacia el interior del predio, armando el estacionamiento general y una amplia plaza pública de acceso. La volumetría quiebra su frente, definiendo con claridad su acceso principal. Las habitaciones de residentes y familiares, se elevan hasta los 22 metros de altura modelando una pequeña torre que distingue al edificio desde una cierta lejanía. Por detrás del edificio, hacia el Sur, se extiende un parque propio del hospital y más allá de los límites del predio, llegando hasta el borde mismo de la barda.

El Hospital se organiza en relación a una variedad de patios interiores. El programa “duro” hospitalario se vuelca hacia una sucesión repetida de patios de proporción alargada, tranquilos y ajardinados. En relación con ellos, otros patios interiores más pequeños, para las áreas de apoyo y trabajo se van sucediendo alternativamente a lo largo de la circulación restringida. El acceso general de público se da por el patio de mayor tamaño; espacio intermedio, a modo de gran Atrio, protegido de vientos y con la sombra de los árboles que lo integra. La circulación pública se vuelca hacia el Sur, con vistas plenas al Valle, desde lo alto de la Meseta. El nivel de subsuelo expande totalmente hacia la amplia cantera existente que se remedia y se parquiza, incluyendo un gran estanque en su interior.

Autor: Arq.Gustavo Robinsohn
Colaboradores: Arq. Martina Carballo + Luciana Andrea Rosaz + Daniela Chiara Mongi Badia + Agustin Gutierrez Filgueira + Alejo Caram + Pablo Monin

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